Si hay algo que han podido observar los profesionales dedicados a realizar ayudas a tercera edad en Gipuzkoa es el gran número de estas personas que viven solas.

El problema es cada vez mayor. El aumento de la esperanza de vida, especialmente en las mujeres, ha dado lugar a más de dos millones de hogares habitados por uno o dos ancianos cuya única visita es muchas veces el servicio de ayudas a tercera edad en Gipuzkoa.

Más allá de las cifras, nos encontramos ante un problema que, al no tener visibilidad, tiene difícil solución.

Porque cuando hablamos de soledad de los ancianos no nos referimos tanto al hecho físico de vivir solos como a la sensación subjetiva de haber sido abandonados, de ser una carga para hijos y familiares, o de no servir para nada.

Es esa soledad la que a la larga acaba afectando a la salud de nuestros ancianos ya que, partiendo de una depresión inicial, la soledad puede derivar en problemas como la pérdida de las capacidades cognitivas y mentales.

La soledad también puede originar que los ancianos estén desnutridos, pues por "no cocinar para uno solo" acaban comiendo de forma incorrecta. Muchas veces dejan de salir a la calle, lo que afecta a su movilidad y aumenta su riesgo de sufrir accidentes domésticos.

Y la solución no es llevarlos a una residencia donde se sigan sintiendo solos. Tampoco debemos caer en el error de sacarlos de las casas donde han vivido y donde se encuentran cómodos con sus recuerdos.

Debemos cambiar nuestro concepto. No tratarles como niños, porque no lo son. Son personas con capacidades un poco reducidas pero que todavía quieren sentirse útiles, practicar sus hobbies y saberse parte de la sociedad.

Por eso, en Landu Asistencia Domiciliaria además de hacer nuestro trabajo ayudando a los ancianos les hacemos partícipes, tratándolos con el respeto y el cariño que se merecen.